Todo parecía decidido tras la debacle Citroën de la primera etapa. Sir Malcom Wilson lo tenía todo atado y bien atado dentro de su equipo para dar a Ford la segunda victoria de la temporada. Un triunfo con el que acallar muchas voces y seguir viviendo del cuento….
Lo lógico hubiera sido que ayer el director de M-Sport hubiera ‘congelado’ las posiciones de sus pilotos Mikko Hirvonen y Jari-Matti Latvala separados por siete segundos en la salida por la mañana dado que la diferencia de puntos del primero con Loeb es de tan solo 36 puntos y la del segundo nada menos que ¡96!.
Sin embargo, Latvala atacó como si en ello le fuera la vida y nadie se lo reprochó, ganando los cuatro primeros tramos para superar a Hirvonen por la primera posición, finalizando el día con 22,7 segundos enfrente de su jefe de filas.
Y es que el ‘síndrome Quesnel’ parece haberse colado en el cerebro de Malcom Wilson, sobre todo después de lo ocurrido en el Rallye de Nueva Zelanda 2008 donde de un posible doblete de la marca del óvalo se pasó al desastre. Además mañana se disputa dos veces un tramo de 30 kilómetros que puede ser decisivo y no es cuestión de ralentizar la marcha de sus pupilos aunque Petter Solberg se encuentre a casi un minuto redondo. Pero todo apunta hoy se intercambiaran esas posiciones.
Hennig Solberg se tuvo que retirar ayer cuando era cuarto por problemas eléctricos en su Ford Fiesta, lo que hace que el hijo del Gran Jefe ascienda al cuarto lugar por delante de ‘Ali Babá’ Al Qassimi. Sebastien Ogier era úndécimo, aunque le costará superar al ruso Novikov (Ford) y Loeb décimo séptimo, siendo el ‘Power Stage’ del domingo su única esperanza de ampliar su liderato sobre su compañero y rival.
El Grupo N la rotura del turbo del Subaru Impreza de Hayden Paddon hizo que fuera superado momentáneamente por Kosciuszko, pero el neozelandés incrementó su marcha para superar al final del día al piloto de Mitsubishi por tan solo 2,9 segundos.