Esta vez en lugar de un personaje vamos a hablar de una línea aérea, Royal Jordanian. La compañía hachemita fue creada en 1963 por decreto del Rey Hussein y recibió en un principio el nombre de Alia, la tercera esposa del anterior rey jordano. Pertenece a la alianza One World y vuela a 57 destinos en cuatro continentes, siendo su flota de 28 aviones, básicamente de varias series de Airbus.
Y es que aunque el billete a Jordania cuesta casi quinientos ciruelos, el servicio, la comida, la pantalla individual con veinte películas a elegir es algo que solo se puede disfrutar en turista en compañías de bandera como Singapore Airlines. ¿Inconvenientes?, no hay jamón ni serrano ni de pata negra, así que en el aeropuerto de Barcelona me marqué una coca de ibérico con queso brie y espárragos fritos y de segundo una butifarra de Vic.
En la llegada a medianoche me estaba esperando Jordi Rierola que había estado dos días en Petra disparando como unas mil fotos (se nota que los chicos de hoy en día no gastaron nada en carretes…). Esta vez dormíamos en Madaba, cerca de Amman, donde la temperatura nocturna era de menos de diez grados, pero la principal incógnita o el cuento de nunca acabar era que pasaba con el famoso barco que transportaba el material para el Rallye de Jordania. Por la mañana fuimos a fotografiar el parque cerrado vacio a excepción de los pilotos locales y Nasser Al-Attiyah que había viajado hasta Grecia y llegó por carretera sin problemas.
No sé qué tipo de barco alquilaron, pero el que lo hizo debía de ser escocés ya que se rompieran los dos motores no dice mucho a favor del armador. Total que se tuvo que anular los seis primeros tramos del rallye de Jordania entre los que lamentablemente se encontraba Monte Nebo, uno de mis favoritos, sino el que más, y que pese a todo fuimos a mirar esta mañana para flagelarnos más…. . Como el shakedown no era hasta mediodía, no dudamos en recorrer parte de la larga especial del Río Jordán buscando un nuevo sitio, siempre temiendo no encontrarnos con soldados israelíes camuflados en algún sitio. Y que espectáculo de tramo, señores, tiene de todo, hasta un vado de agua, pero esto es un secreto eh!.
Sin comer después de hacer el shakedown a 35º sin sombra, porque aquí o te metes debajo de una jaima o del coche, y con el tiempo de transmitir algunas fotos, fuimos a Jerash, la vieja ciudad romana en las inmediaciones de Amman. Pero los 90 kilómetros de distancia y el atasco para cruzar la capital fue tal que llegamos a tiempo tan solo de ver la salida a partir de Federico Villagra y como la jornada de trabajo no había acabado, para disgusto de Jordi nos quedamos sin ver el paseo de columnas romanas y para el hotel, a transmitir, comiendo en una especia de McDonalds local una especie de pizza con Kebab y sin cerveza, que aquí cuesta encontrarla y es casi tan cara como en Finlandia.
Y el wifi del hotel como el ritmo de paseo de un camello….
Shalam ale kum, o como se diga