El cristal congelado en el interior de nuestra casa indicaba que nada había cambiado afuera en cuanto a temperatura. Hoy íbamos directos al tercer tramo, Rammen, pero como el trío húngaro-belga-germano había llegado ayer primero había que sacar nuestro coche del camino en la nieve para que pudieran salir, así que arrancamos antes de lo previsto.
Hasta hoy habíamos evitado los saltos típicos, ya fuera el más conocido, el famoso ‘Colin’s Crest’ en Vargasen el viernes o el del final de Varmullasen el sábado, estrenado el año pasado. Y es que eso de que los coches salten por el interior de un arco o puente artificial con todas esas publicidades lo encuentro antinatural a los rallyes. Pero alguno había que hacer, por lo que nos decantamos por uno viejo conocido, cerca de la famosa iglesia de Gustav Adolf (no me pregunten por qué), aunque con la duda de si los nuevos World Rally Car iban a saltar o no. O sea que había que jugársela. Al final, salvando a Sebastien Loeb, que parecía pasar de todo, quien más quien menos por lo menos ha despegado del suelo, y disparando agachado se acrecienta la sensación del salto. O sea que misión cumplida.
Camino de nuestro último tramo, en la zona de radar a 50 nos ha parado la ‘Polis’ sueca y eso que los habíamos visto de lejos ralentizando la marcha de nuestro pequeño Toyota Yaris automático. ¿Dónde no habían puesto el radar?, nos hemos preguntado. Al final a Julián González le han hecho soplar, pero como el café matutino era Nescafé Capuccino en polvo sin gota de becherovka checa ya que nuestro proveedor oficial, Zdenek Sluka, se había olvidado de traernos su habitual botella, ha dado 0.0. Y es que ¿a quién se le ocurre salir a la caza de ese tipo de conductores a las 11h de la mañana de un domingo?. Pero después de lo de Petter Solberg….
Aunque las perspectivas que había para hoy era de una lucha a muerte entre los cinco primeros clasificados, Mikko Hirvonen los puso a todos en cintura en el primer tramo, así que para finalizar el Rallye de Suecia hemos repetido uno de los tramos de 2010, Torntorp, un paso precioso entre casas con la luz ajustada y nieve que podía llegar a la cintura según el peso de cada uno, aunque el enlace para llegar a ese punto, entre pequeñas granjas desperdigadas tipo Nils Holgersson, era aún mucho mejor si uno pudiera decidir el recorrido de uno de los tramos del Rallye de Suecia. Hoy nos ha tocado recorrer los cien kilómetros hasta la sede de la prueba nórdica en Karlstad para hacer el podio y gozar finalmente de una línea ADSL decente para enviar esta crónica final.
Por cierto los hay, connacionales (ver foto), que confunden la velocidad con el tocino…