Larga jornada para todo el mundo, la de la primera etapa del Rallye de España, para pilotos, fotógrafos y espectadores.
Dada la incompatibilidad de asistir a los dos bucles ya que que los pilotos han vuelto a Port Aventura a las diez de la noche y que para esa hora las diversas crónicas tenían que estar listas; no he tenido otro remedio que aceptar el uso del helicóptero de Citroën en el primer bucle. Bueno y antes que arrecien las críticas volver sobre el quid de la cuestión: como uno no tiene carnet de piloto de helicóptero, no puede manejarlo ni aterrizar donde más le parezca. Pero al menos he afotado tres veces a los diez primeros dado que el aumento del intervalo entre coche y coche dos a tres minutos supone ver menos participantes si no quieres llegar tarde al siguiente.
Rodeado de periodistas, cámaras y fotógrafos franceses en el primer tramo ha quedado patente en mis máquinas fotográficas el polvo levantado por Sébastien Loeb. En ese punto hemos gozado de unos cuantos minutos de astro rey, léase Ogier y Solberg, pero en cuanto el sol naciente ha quedado oculto por las nubes, el polvo seguía a flote como un blanco iceberg a punto de atrapar al Titanic. En el equipo Mini, Kris Meeke ha tenido más picardía que Dani Sordo al penalizar un minuto por retraso, diez segundos en su cuenta, pero gozando de un minuto más de visibilidad.
En el segundo punto, el piloto galo del helicóptero no se ha atrevido a aparcar fuera de los puntos señalados por la organización y me ha tocado caminar un par de kilómetros hasta la salida del pueblo de Vilalba dels Arcs. Total que me he perdido a Loeb e Hirvonen, aunque en caso necesario Ogier y Latvala los pueden sustituir al ser una foto panorámica con el campanario del pueblo de fondo….ejem. Tres cuartos de lo mismo en el tercero: no fue posible bajar al cruce tierra-asfalto de La Granadella así que tocó cruzar los dedos para que el último punto fuera al menos decente de luz… sin demasiada fortuna.
Al menos, el regreso a la asistencia fue rápido. Allí pude hacer una foto inesperada, la de Dani Sordo en conversación con Carlos Sainz, una relación que quedó congelada hace algunos años y de la que muchos aseguran que otro gallo le hubiera cantado al medio pasiego si hubiera contado con el asesoramiento del doble campeón del mundo de rallyes. El piloto de Mini no estaba nada contento del desarrollo de la etapa de tierra, despotricando del formato mixto del Rallye de Cataluña de las dos últimas ediciones. Pero ‘cada uno lo cuenta según le fue en la guerra’ y yo y creo que gran parte de los espectadores prefieren disfrutar indistintamente de la tierra y del asfalto tarraconense.
Quien estaba más alegre era Yeray Lemes, quinto entre la clase S2000, ya que el hecho de ser piloto oficial le ha supuesto ¡no tener que compartir habitación con Rogelio Peñate.!. El piloto de Lanzarote estaba muy tranquilo y relajado después de dejar a Christian Rieddeman a más de tres minutos y medio. Mañana sobre el asfalto, Lemes debería dejar constancia de su velocidad frente a los habituales S2000 donde Juho Hanninen podrá cantar el alirón el próximo domingo tras arrancar Ott Tanak una rueda de su Ford Fiesta.
Además, el trazado mixto supone asistir por la noche a un espectáculo poco visto últimamente: el cambio de la configuración de tierra a asfalto, 45 minutos de trabajo interrumpido de los mecánicos.
Con poco más de medio minuto de ventaja de Sebastien Loeb sobre los dos Ford Fiesta WRC perseguidores, y con un Ogier descartado tras parar a cambiar una rueda por un pinchazo en el quinto tramo, la historia sigue su curso.