Albert Einstein (1879 –1955) fue un físico alemán de origen judío, considerado como el científico más importante del siglo XX. En 1905, cuando era un joven físico desconocido, empleado en la Oficina de Patentes de Berna, publicó su teoría de la relatividad especial y dedujo la ecuación de la física más conocida a nivel popular: la equivalencia masa-energía, E=mc². Ese año publicó otros trabajos que sentarían bases para la física estadística y la mecánica cuántica. Por sus explicaciones sobre el efecto fotoeléctrico y sus numerosas contribuciones a la física teórica, obtuvo el Premio Nobel de Física en 1921 aunque no por la Teoría de la Relatividad, pues el científico a quien se encomendó la tarea de evaluarla no la entendió y temieron correr el riesgo de que luego se demostrase errónea.
Ante el ascenso del nazismo, Einstein abandonó Alemania en 1932 con destino a Estados Unidos, donde fue profesor en Princeton donde murió ya nacionalizado estadounidense. Aunque es considerado por algunos como el «padre de la bomba atómica», abogó en sus escritos por el pacifismo, el socialismo y el sionismo.
Después de un merecido descanso de dos semanas repartidas entre San Pedro de Gaillos (Segovia) con del tradicional asado con los amigos (9 ediciones) y Villaviciosa (Asturies) donde hicimos pleno con cinco días de playas de cinco jornadas, tocó levantarse antes que el gallo para cubrir los 850 km de regreso a casa para coger a las 8h de la mañana mi vuelo a Frankfurt pagado con puntos Spanair (¡gracias Lufthansa!).
Uno esperaba salir del calor asfixiante de la Ciudad Condal después de dos semanas ‘al fresco’, pero lo cierto es que en Trier el calor era notable como el año pasado y las construcciones germanas poco aptas para evacuar calor, que no para mantenerlo. Además no pude meterme en la cama hasta que toda la expedición española (Javier Bueno con el que ejercí de taxista con mi Mini Countryman SD yendo a recogerlo al aeropuerto de Luxemburgo y Fernando Albes que tomó un vuelo nocturno de Luxair) estuvieron aposentados en sus habitaciones. Por fortuna, en Alemania no había Tramo de Cualificación, así que además de empezar una hora más tarde de lo habitual, los pilotos pudieron dar más pasadas por el tramo como Chris Atkinson hasta seis con el nuevo Mini que vaya lío tienen montado en Portugal con la salida de Armindo Araujo del equipo cuyo nombre es propiedad suya… .
Lamentablemente, el ‘shakedown’ era nuevo y aunque uno estaba un poco hastiado del antiguo, al final lo hubiera preferido dada la poca variedad de tomas del nuevo donde, por cierto, sigue la mala racha de accidentes que afecta al mundo de los rallyes: la pérdida de una rueda del peruano Fuchs que salió botando limpiamente acabó dando en la cabeza a un espectador como ocurrió en el trágico GP de Italia en Imola en 1994 en la edición donde perdió la vida Ayrton Senna, luego la salida de pista de Peter Van Merkjstein con su Citroën DS3 WRC y el nuevo incendio sufrida por la sueca Ramona Karlsson.
De regreso al parque de asistencia tocó ir a ver a Dani Sordo que fumaba en pipa ante la negativa de la FIA a poder disponer de sus dos ‘ouvreurs’ habituales cuando VW que tampoco está inscrita en el WRC si podrá contar con ellos. Un hándicap importante en las segundas pasadas donde saber donde se puede cortar o no supondría un grave inconveniente al piloto de Mini. Luego tocó a José Antonio Sainz, pero el asturiano estuvo escuchando a su ‘profesor’ Antonio Zanini con su habitual elocuencia y largo discurso, justo lo contrario de Carlos Sainz que finalmente volvió a dejarse ver por el WRC, pero el madrileño no soltó prenda sobre lo que es ‘vox populi’ en cuanto al nombre del segundo piloto de VW en 2013. Eso sí, contestó sabiamente a mis preguntas.
Falta por ver si mañana lloverá, lo que sin duda haría más incierto conocer el nombre del ganador del Rallye de Alemania.…