Con solo dos tramos a celebrar hoy, los clásicos Le Moulinon-Antraigues (36,87 km) y Burzet-Saint Martial (30,48 km), la opciones eran pocas. Los últimos años del IRC había acudido a mitad del primero, a Saint Julien du Gua, cuya estrecha carretera de acceso impedía el paso de las caravanas de mil y una nacionalidades, auténtica plaga durante los desplazamientos del Rallye de Montecarlo.
Así que pese a que alguien nos comentó la existencia de nieve al final del segundo, decidimos continuar con el plan previsto para lo que hoy decidimos ir en un solo coche con el Citroën C-Crosser de nuestro amigo checo Zdenek Sluka. Nada más llegar, para no perder la costumbre :’Ce pa posible rester ici’, me suelta de pronto un comisario del ACM que debe tener un yate de 60 pies en el puerto junto al de Stefania de Mónaco. Eso siendo amable y sin pasar de la zona roja de cuentarrevoluciones. Menos mal que uno algún más joven se percató del pase de prensa y a partir de ahí todo son preguntas, que cuánto vale la cámara de fotos etc. Extrañamente la Gendarmerie pasaba de todo, incluso a Jordi Rierola le pidió el jefe de los ‘flick’ que le enviara una foto por email donde se le veía al paso de Loeb.
Me sorprendió el paso de Dani Sordo y es que o quien le precedía, Matthew Wilson corría poco o el Mini iba como un tiro como acabó por demostrar el tiempo del español a un solo segundo del Citroën de Sébastien Loeb. Pero los tiempos del segundo tramo con debacle de Loeb y un Sordo retrasado a más de un minuto nos confirmaban que el hielo de la noche seguía sobre la carretera. En el equipo Ford, el responsable de neumáticos George Black, residente en Castelldefels, había repetido la jugada de Citroën en Alemania montando neumáticos cruzados, esta vez de clavos y Jari-Matti Latvala le clavó, nunca mejor dicho, más de medio minuto al cinco veces ganador del Montecarlo. Por su parte Dani Sordo lo hacía en vertical, es decir montaba los Michelin Alpin WRC tan solo en el lado izquierdo del Mini John Cooper Works WRC. Aún así en una curva a derechas la parte trasera intentó adelantar a la frontal chocando contra un puente doblando una rueda: “He tenido que correr en sexta de velocidad y con el morro del coche mirando para Murcia…”, comentaba Dani en la asistencia.
Aunque no pensábamos movernos del sitio, la falta de nubes en el horizonte nos hizo trasladar al Col de la Fayolle, el lugar donde cacé a Carlos Sainz por primera vez en diciembre de 1988 al volante del Toyota Celica GT-Four. Un clásico lugar que en los últimos tiempos la presencia de las fuerzas del orden público y las cintas de plástico me habían llevado a evitar.
Dani Sordo perdía en el Col ocho segundos respecto a Loeb, pero no pudo recuperar nada en la bajada. Afortunadamente para él, Latvala se salía cerca de donde había sufrido el accidente, volcando su Ford Fiesta RS WRC, no demasiado dañado, pero como el Automobile Club de Mónaco ha ‘pasado’ de la reglamentación de Super Rally, no obligatoria en 2012, pues el finlandés para casa. Además, Petter Solberg que era tercero, montaba neumáticos de nieve en un lugar donde el hielo se había fundido ya, dejando paso por un único segundo a Sordo por el segundo lugar, aunque ya a 1m 04,2s de Loeb.
Increíble el cuarto lugar de Sébastien Ogier con el Skoda Fabia S2000, que le hace pensar a uno que quizá la FIA se haya equivocado con la reglamentación 1.6 turbo con brida. Imaginad los cien Peugeot 207 S2000 fabricados hasta el momento, corriendo todos el Montecarlo. Y los Fabia, los Fiestas, los Proton, los Grandepuntos… ¡Qué plantel con coches relativamente iguales!.
A falta de tres días de carrera, si el tiempo como dicen empeora, las cosas que podremos contar….
Bon soir