Una de las características, buenas, del rallye de Méjico es que su recorrido es muy compacto y a poca distancia de su base, la ciudad de León de los Aldama. La mala, que los tramos usan prácticamente siempre las mismas carreteras y por tanto los puntos fotográficos apenas suelen variar.
Afortunadamente este año, los lanzamientos de piedras sufridos por algunos pilotos en el pasado en el tramo de Ortega, ha supuesto en esta edición un gran esfuerzo por parte de los organizadores para trazar una nueva especial, El Chocolate, de 30 kilómetros, buena parte de los mismos trazados a golpe de excavadora Carterpillar. Así que dado que uno de mis tramos favoritos, El Cubilete, el primera de la jornada del viernes sufrió una profunda remodelación con ocasión de la visita del Papa el año pasado, eliminando las paellas y empedrando algún trozo, la elección resultaba obvia.
Así que por la mañana emprendimos camino de Guanajuato para entrar en el tramo con 1h 40m de antelación. Sin embargo, como la llegada de El Cubilete apenas distaba cien metros de la salida de El Chocolate, nos encontramos que la policía mejicana no nos dejaba pasar pese a mostrarles el Media Safety Guide, en castellano. Por tanto, como ‘anfitrión’, me tocó subir a la carrera jadeando hasta el control para hablar con el jefe del puesto cuando ya Martin Prokop llegaba para que revocase la orden. Y cómo se nota la falta de oxígeno…. .
Una vez entrados tras un coche de seguridad, nos detuvimos medio kilómetro después para hacer algunas fotos panorámicas a los vehículos que disputaban el tramo de El Cubilete antes de reemprender la marcha y localizar un punto en el de El Chocolate. Apenas nos llevó unos diez kilómetros encontrar unas paellas en subida con el sol en posición adecuada y sin rastro de plástico. Afortunadamente, los tres minutos entre coche y coche también nos vino bien para poder cambiar de sitio sin tener que echar el hígado por la boca… Como apenas eran 25 los participantes (perdón, 24, ya que Jari-Matti Latvala hizo alguna de las suyas), salimos tras el ‘escoba’ y recorrimos los veinte kilómetros restantes del tramo con una gran variedad de color de la tierra que resultaba indicativa de la más o menos dureza del terreno como se podía ver en las piedras levantadas por los participantes.
Finalmente salimos al asfalto y como ya era mediodía (las siete en España) y los cierres de los periódicos no te esperan pedí Massimo y Jordi & Co. que me dejaran en un hotel en Silao donde hubiera Internet, aunque fue finalmente en el McDonalds donde acabé ‘aparcado’ mientras ellos después de comer algo se fueron a intentar ver dos tramos desde un mismo punto de aparcamiento.
Una vez escrita la crónica y mandada me tomé un McAngus CBQ, con Coca Cola Zero y las consabidas papas fritas (francesas que dicen acá) por 89 pesos, el equivalente a seis euros, y continué mi trabajo. El segundo paso por ‘El Chocolate’ era a las cuatro menos cuarto de la tarde yo calculaba que me recogerían sobre las cinco, pero los minutos iban pasando y por alli no aparecía nadie a excepción de una veintena de niñas de ocho a diez años en la clásica fiesta de cumpleaños en McDonald. Yo pensaba que me iban a disfrazar ya de payaso, ya que mediante SMS me decían que estaban atascados…. Al final no aparecieron hasta las siete de la tarde, ya anocheciendo, o sea que estuve seis horas, seis, rodeado del ambiente dulzón que se percibe en cuanto uno pone un pie en uno de los establecimientos de la cadena.
Luego Jordi me explicó la verdadera causa del retraso ya que mientras esperaban durmiendo dos motos con cuatro ‘personajes’ intentaron amedentrarles y por consejo de la propia policía a la que acudieron no salieron por el enlace por si les esperaban sino por el propio tramo. En fin, aventuras…
En lo deportivo, como se esperaba Sébastien Ogier dominó la primera etapa del Rallye de Méjico con su VW Polo R WRC, pero no de forma tan clara ya que el noruego Mads Ostberg y los Ford en general plantaron cara a la marca alemana. Decepción en el campo Citroën donde aunque Mikko Hirvonen todavía tiene opciones de podio, la ‘minutada’ que le cayó a Dani Sordo en los dos pasos por ‘El Chocolate’ no tenían ninguna explicación, ocupando el cántabro el quinto lugar a 2m 40,1s…. .
De regreso a la asistencia, estuve veinte minutos esperando a que Dani acabase de hablar tanto con su ingeniero Didier Clement, que atendía a Loeb, como con el responsable técnico Xavier Mestelan-Pignon. Finalmente Dani me explicó que la suspensión que él había elegido en los test no estaba disponible en Méjico y que habían intentado hacer una similar con la de base con el resultado que el DS3 WRC se comportaba como un coche sin amortiguación yendo cada rueda por su lado… En fin, no hay que perder la esperanza, pero mal pintan las cosas.