Kerstin Anita Marianne Ekberg, (Malmö, 1931), es una actriz y modelo sueca que fue Miss Suecia en 1951 y llegó a compitió en el concurso de Miss Universo un año antes. Su papel más destacado en el cine es el de Sylvia en la película ‘La dolce vita’ de Federico Fellini.
Su debut cinematográfico fue en la película ‘Abbot y Costello van a Marte’ a principios de los años 50. Después vendrían títulos Guerra y paz (War and Peace) de King Vidor (1956) o Paris Holiday (1958). En 1960 interpretó su papel más recordado, el de la rubia despampanante que toma un baño en la Fontana de Trevi en la película ‘La dolce vita’.
En 1962 protagonizó ‘Boccaccio 70’ junto a Sofía Loren. Ekberg se fue retirando paulatinamente del cine para dedicarse más a su trabajo como modelo. Realizó diversos reportajes para la revista Playboy, aunque en 1997 trabajó junto a Bigas Luna en la película ‘Bámbola’. Estuvo casada con el actor británico Anthony Steel y el también actor Rik Van Nutter. Se le han atribuido romances con diversos actores como Tyrone Power, Marcello Mastroianni, Errol Flynn y Frank Sinatra e incluso con Gianni Agnelli presidente del Grupo Fiat.
Ya sin el vuelo directo de Spanair, tras Zurich (Swissair) y Praga (Che Airlines), está vez tocó el turno de Air France gracias a un puñado de millas que tenía por ahí, aunque el vuelo final fue vía Amsterdam con KLM. Entre pitos y flautas, seis horas de vuelo más hora y pico de espera por Les Kolczak antes de cambiar el coche de grupo B, un Toyota Yaris, ya que en esta ocasión éramos cuatro por su Saab 9-3 familiar… y aún así cupieron todas las maletas, ordenadores y mochilas de fotos por los pelos. En la oficina de alquiler nos encontramos con Malcolm Wilson y algunos miembros del equipo Ford que dado su presupuesto han evitado tomar este año el carísimo trayecto Estocolmo-Karlstad, 3h y media de viaje bajo una buena nevada para cubrir 310 km a los que tuvimos que añadir una hora parados cerca de Karlskoga, sin que supiésemos el motivo.
Total, que llegamos justo para la acreditación, una cena rápida en la ya clásica pizzería Napoli y para nuestra ‘casita roja’ en Munkfors, donde nos metimos en la cama a las 11h de la noche, veinte horas después de caerme de la mía en Barcelona. Bueno, yo al final me metí en el sofá porque mi querido Les resopla que es un gusto y preferí echarme en el salón…
El ‘shakedown’ de Rada no es que me guste mucho, así que decidí ir con Massimo Bettiol directamente a la asistencia del aeropuerto de Hagfors a las 7 para tomar al menos un café en Volkswagen ya que teníamos la nevera vacía. Allí estaba, madrugador como siempre, Carlos Sainz de palique con unos aficionados y luego fui a ver Dani que apenas pudo rodar ya que se rompió el soporte de la bomba del freno cuando iba en sexta con su Citroën DS3 WRC, afortunadamente cuando era cuesta arriba… . Aunque seguía nevando, si decidimos con Massimo ir al Tramo de Cualificación, al salto que hay cerca del final y donde el año pasado como se veía el sol apenas pude aprovechar las fotos por el contraluz que había. Dado que no pienso aparecer por el ‘Colin’s Crest’ era cuestión de tener un salto, así que ni me moví de donde estaba. De regreso al coche, ya vimos en el control stop el ‘tiempazo’ de Sébastien Ogier y lo que le había caído a Loeb, octavo, mientras que Dani era décimo primero sin poder haber rodado por segunda vez. De vuelta en la asistencia, Carlos Sainz estaba que no cabía en su cuerpo: “Ya dije en el último test que hice yo que el coche me daba muy buen ‘feeling’, recuérdalo.”
Como la sala de prensa de Hagors se cerraba a las tres de la tarde y alguno de nosotros quería hacer la superespecial del hipódromo, nos decidimos por bajar a Karlstad a la espera del resultado, una nueva visita a la pizzería Nápoli y vuelta a la ‘casita roja’, ahora convertida en la de Hansel y Gretel….Y no digo más, que diría un popular tuitero.